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domingo, 7 de agosto de 2011

Terapia con Caballos

La terapia equina se encuentra dentro de la zooterapia, pero integra a ésta, una metodología terapéutica psicoeducativa, basándose en una técnica con asistencia animal, el que desempeña un papel fundamental al funcionar como un poderoso estímulo. Si bien las zooterapias más difundidas son las que involucran perros, gatos y delfines, los caballos son importantísimos.



Los movimientos de vaivén del caballo, son muy parecidos a los que realiza el cuerpo humano, y esto es aprovechado para tratar a los pacientes, ya que éstos están obligados a reaccionar frente a los estímulos que provoca el trote, y así mismo responder frente a múltiples sensaciones. Con esto se produce una reacción que no es sólo muscular, sino también sensorial, lo que lleva a que el paciente experimente una mejoría global.

La terapia con caballos mejora el equilibrio y la movilidad, por lo que se han demostrado excelentes resultados en personas que sufren de parálisis. Así mismo actúa en el plano de la comunicación y el comportamiento, por lo que también es utilizada en personas con dificultades para adaptarse socialmente.


¿Lo que puede lograr?

Esta terapia ecuestre ha demostrado en numerosas ocasiones sus resultados positivos: niños autistas, incapaces de mostrar afecto hacia sus seres más allegados, son capaces de abrazar a su caballo; jóvenes en silla de ruedas han logrado caminar; niños hiperactivos logran alcanzar estados de relajación… son algunos de los "milagros" que el trote de un caballo puede llegar a conseguir.

Podemos mencionar 3 efectos que la equinoterapia e hipoterapia pueden lograr:

Efectos fisiológicos: Aumenta la capacidad de percepción a los estímulos.

Efectos psíquicos: Estimula la atención, la concentración y la motivación frente a otros movimientos. Aumento de la autoestima y de la seguridad en uno mismo.

Efectos físicos: Al poseer el caballo una temperatura corporal y un volumen muy superiores al hombre, otorga una importante transmisión de calor y solidez al ser abrazado y tocado por una persona.


¿Qué trata?

El punto que diferencia a la Equinoterapia e Hipoterapia con otras terapias tradicionales, es que es asumida por el paciente como una actividad divertida que se desarrolla al aire libre, lo que influye notablemente en la obtención de resultados positivos

La terapia ecuestre constituye una alternativa de tratamiento para personas de todas las edades, y a continuación mencionaremos en qué casos es beneficiosa:

Discapacidad Visual: Astigmatismo – Cataratas – Ceguera – Celulitis Orbitaria – Desprendimiento de Retina- Distrofia corneal – Glaucoma – Glaucoma de Angulo Abierto – Glaucoma de Angulo Cerrado -Glaucoma Secundario – Hemianopsia – Leucoma corneal – Neuritis Retrobulbar – Retinopatía Diabética – Retinosis pigmentaria.

Discapacidad Física: Acondroplasia – Ataxia de Friedreich – Corea de Huntington – Displasia – Distonía Muscular – Enfermedad de Fahr – Esclerosis Múltiple – Espina Bífida – Hemiplejia – Mal de Parkinson – Mielitis Transversa – Parálisis Cerebral – Paraplejia – Poliomielitis – Síndrome de Gilles de Tourette – Síndrome de Guillain Barré – Tetraplejia.

Discapacidad Síquica: Alzheimer – Depresiones – Discapacidad Mental – Esquizofrenia – Síndrome de Down -Trastornos del desarrollo (Autismo Asperger, Rett).

Discapacidad Auditiva: Alteración de la audición – Hipoacusia – Presbiacusia – Síndrome de Usher – Sordera.



¿Cómo se desarrolla?

El primer paso es establecer una relación entre el paciente y el caballo. Esta fase inicial es de suma importancia, ya que con ella debe generarse el necesario clima de confianza entre ambos. Si el paciente no confía en el caballo, no podrá estar relajado sobre él y en consecuencia la terapia será ineficaz.

En estos primeros contactos el paciente deberá acercarse al caballo, acariciarle, darle de comer… es muy importante que se produzca el contacto físico para que la persona tome conciencia del volumen del animal, de su cuerpo.




Debemos tener claro que el objetivo de la hipoterapia nunca es que el paciente aprenda a montar, simplemente deberá colocarse sobre el caballo, acompañado en todo momento por el fisioterapeuta quien vigilará que se adopten las posiciones que faciliten la circulación sanguínea, mejoren el equilibrio y el sentido espacial.
El paciente deberá ser colocado en la cruz del caballo, lugar donde la columna del animal es más alta (donde el cuello se une con la espalda), en este punto se reciben los movimientos de los músculos anteriores y posteriores, que son los que provocarán el estímulo.







Referencias